El consentimiento es un concepto fundamental en el análisis de los delitos sexuales, pero abordarlo sin considerar el enfoque de género puede ocultar las dinámicas de poder y desigualdad que muchas veces están presentes en estos casos. La legislación penal chilena establece que cualquier acto de índole sexual debe contar con el consentimiento libre y explícito de las personas involucradas. Cuando este consentimiento está ausente o es obtenido mediante fuerza, intimidación, engaño o aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad, el acto se considera un delito sexual.
Es importante comprender que el consentimiento debe ser continuo y puede ser revocado en cualquier momento. En casos donde una de las partes no tiene capacidad para consentir, como niños o niñas o personas en estado de inconsciencia, la ley protege especialmente a la víctima, y el hecho se castiga aún cuando exista formalmente un consentimiento.
Para el acusado en un caso de delitos sexuales, la ausencia de consentimiento es un elemento clave que debe ser probado durante los juicios penales. Por esta razón, contar con la orientación de un abogado penalista con experiencia es esencial para garantizar una defensa adecuada, ya sea en la fase de investigación o en el juicio mismo.
Por otro lado, las víctimas también deben buscar asesoría jurídica para hacer valer sus derechos y asegurar que el proceso se desarrolle conforme a la ley.
El consentimiento no es solo un término legal, sino una piedra angular en el respeto por la integridad y dignidad de las personas. Enfrentar un caso de este tipo requiere actuar con prontitud y contar con el respaldo de un experto que comprenda la complejidad del derecho penal en Chile.
